Hoy queremos brindarles información útil para evitar sorpresas al llegar a Lanzarote y de esta manera disfrutar al máximo su estancia en la isla.
Lanzarote es una isla muy bien conectada a la que se puede llegar tanto en avión, no sólo desde el resto del archipiélago sino también desde la península, como en barco.
La isla tiene una distancia de 70 kilómetros de norte a sur y de 20 kilómetros de este a oeste. A pesar de ello, la isla ofrece las condiciones ideales para unas vacaciones relajadas al sol de sus exóticas playas. Diez veces más cerca de áfrica que de la península, Lanzarote goza de todo el año de una temperatura media de veinte grados. Tiene alrededor de 150.000 habitantes.
Evidentemente, hay que ver, admirar y disfrutar los centros turísticos de Lanzarote, desde Los Jameos del a Agua a las impresionantes Montañas del Fuego en pleno Parque Nacional de Timanfaya.
La cultura gastronómica de la isla es, como toda la canaria, muy particular. Se trata de un cocina ligera, enemiga de los alimentos grasos que se sirve de los recursos de la tierra. El pescado es la estrella de la mesa en esta isla, aunque la carne de cerdo también abunda en a isla. Entre las especialidades destaca el sancocho. De postre, una gran variedad de frutas.
Para ocupar el tiempo libre, al visitante lo esperan una gran variedad de actividades. La isla ofrece actividades para todos. Para los más activos, plácidos recorridos marítimos por los puertos y playas, intensos safaris en jeep para conocer la parte más oculta de la isla o vuelos privados para conocer desde el aire las impresionantes vistas del paisaje de Lanzarote. Si por el contrario prefieren matar el estrés y disfrutar de unos tranquilos días de playa, tienen una espectacular propuesta de hoteles, apartahoteles, bungalows, villas y casas rurales en los que tumbarse a tomar el sol.
Si la expectativa que se tiene al viajar a Lanzarote es mucho sol para lucir posteriormente un moreno envidiable, la isla cuenta para ello con playas extraordinarios. De arenas blancas, negras o doradas; de aguas cristalinas y refrescantes; salvajes y tranquilas, a la vista o escondidas; para hacer deporte, broncearse o pasear. Cualquier turista encontrará en Lanzarote su playa ideal.
Cuando cae la noche, la vida en Lanzarote se divide entre la capital, arrecife, y las zonas turísticas. Por sus avenidas y paseos marítimos abundan bares, discotecas y salas de fiesta que recorren cientos de personas.
Los intrépidos y amantes del deporte también podrán satisfacer sus gustos y practicar todo tipo de ejercicio durante su estancia en la isla. Ciclismo, equitación, golf, karting, senderismo y además, toda clase de deportes náuticos, como el submarinismo, pesca deportiva, surf, etc. Que componen una oferta difícilmente rechazable.
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