Mirador del Rio

Mirador del Rio

Se encuentra en la cumbre del Risco de Famara, junto al pueblo de Yé –Haría -, al norte de Lanzarote. Desde el Mirador del Río se divisa el conjunto de islotes situados al norte de Lanzarote, denominados Archipiélago Chinijo.

La construcción del Mirador del Río que data de 1973, siendo una creación de César Manrique, resultó una tarea compleja, pues se excavó la roca de la cumbre de Famara al objeto de mimetizar su impacto visual en la pared del Risco.

En esta intervención sobresale la fachada, de forma semicircular, construida enteramente en piedra. Por una pequeña entrada se pasa a su interior, donde ningún elemento distrae al espectador. Este transita por un breve pasillo ondulante hasta que, repentinamente, unos amplios ventanales descubren la panorámica que se divisa desde lo alto del acantilado, provocando sorpresa y asombro.

En los días habituales de buen tiempo aparece, en primer término, La Graciosa, el único islote habitada, cuya población se dedica a la pesca. Detrás de ésta se encuentran Montaña Clara y el Roque del Oeste y, al fondo, despunta Alegranza. Fuera de la visión queda el Roque del Este.

Desde el Mirador, enclavado a casi 500 metros de altitud, se aprecia la base del Risco, en el que se encuentran unas interesantes y antiguas salinas y una espectacular playa, separadas de La Graciosa por un estrecho brazo de mar denominado El Río, del que toma su nombre el Mirador.

El acceso al recinto del Mirador, en el que se encuentra el aparca miento, lo señala una escultura convertida en el logotipo del centro. Simboliza un pez y un ave, una síntesis de los valores básicos que encierra el Archipiélago Chinijo.

Una vez en el interior, el visitante e detiene inevitablemente ante los ventanales. Se puede disfrutar tranquilamente de las vistas, aunque es posible acceder al exterior, justo debajo de las cristaleras, o bien ascender a la parte alta, también en el exterior. Dentro del Mirador un único elemento decorativo llama la atención: se trata de unas piezas escultóricas de hierro, cuya funcional finalidad consiste en amortiguar la reverberación que, de otro modo, se produciría en el interior de la roca excavada. Llama la atención, asimismo, la resolución dada a la tienda para integrarla en el conjunto.

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